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Igor Gordobil, el elegido para seguir creciendo

El técnico de Arrasate reconoce que le sorprendió la apuesta que realizó el Leioa por él. No poseía experiencia en Segunda B, llevaba dos años sin entrenar y es guipuzcoano, unos factores que hacen poco común este tipo de fichajes para capitanear un barco vizcaíno en la categoría de bronce

Era 9 de junio de 2015. El Leioa había certificado la permanencia en la temporada de su debut en Segunda B días antes y era tiempo de hablar con los diferentes componentes de la primera plantilla. Como siempre, algunos renuevan y otros se van. Para ese día, los rumores sobre la posible salida de David Movilla al Barakaldo ya estaban disparados. De ser así, se pondría fin a una etapa de nueve años con el primer equipo dirigido desde el banquillo por el mismo hombre.

 

El 10 de junio la concurrida sala de prensa de Sarriena denotaba que lo que se iba a comunicar -todavía nadie del club se había pronunciado- era la marcha de un ídolo para los azulgranas. Movilla se despidió entre lágrimas. En la misma rueda de prensa el presidente, Javier Landeta, recalcó que habían esperado hasta el último momento la respuesta del técnico vizcaíno, por lo que no se habían producido contactos con el posible sustituto.

 

No fue hasta el 29 de junio cuando se comunicó que Igor Gordobil sería el nuevo entrenador. “Pues la verdad es que un poquito sí, porque yo soy guipuzcoano y entiendo que dar ese salto es importante. Creo que la directiva del Leioa fue muy valiente”, reconoce el técnico de Arrasate preguntado por si le sorprendió la llamada del Leioa. Además de ser guipuzcoano, hacía dos años que Gordobil no dirigía a un equipo y jamás había competido en Segunda B. De ahí que pudiera resultar sorprendente su contratación.

 

El nuevo entrenador azulgrana es profesor, especializado en Educación Física. Aunque también ha trabajado en la industria para Fagor, algo que se complicó con la entrada en crisis de la cooperativa en 2013. Volvió a sus labores de profesor y al terminar el curso recibió la llamada del club vizcaíno. Aunque del 10 de junio, cuando se marchó Movilla, hasta el 29, que fue presentado oficialmente como nuevo dirigente del primer equipo, el Leioa analizó otras opciones. “A mí me llaman para una entrevista. Quieren saber mi forma de ver el fútbol, qué haría yo si sería el entrenador, empezamos a hablar un poco y la primera toma de contacto es positiva”, recuerda, antes de añadir que le trasladaron el interés por otros entrenadores.

 

Él había sido un jugador con grandes aptitudes. Prueba de ello es que de joven fue seleccionado en varias categorías con el combinado de Gipuzkoa, con el que llegó a ser subcampeón de España juvenil. Además estuvo a prueba en canteras de clubes tan grandes como la Real Sociedad y el Athletic Club. Tras pasar por el Vitoria en Tercera División, finaliza su carrera en el Aretxabaleta. Allí empiezó también a entrenar en las categorías inferiores. Y le enganchó su labor como entrenador.

 

Entonces comenzó a realizar los títulos de entrenador y a pasar por varios equipos. “Pasé por todos los equipos del Alto Deba. Bergara, Mondragón… En algunos conseguimos el ascenso y en algunos me echaron. He tenido un poco de todo. He conocido todo en el fútbol amateur, digamos”, expresa Gordobil. Su último equipo fue el Elgoibar en Tercera División. Allí fue cesado en marzo de 2013, aunque según lo publicado en prensa, fue una decisión tomada, en parte, por hechos desvinculados a los resultados.

 

Gordobil dejó los banquillos, pero comienzó a trabajar para el Atlético de Madrid, especialmente para su filial, elaborando informes. Cada 15 días se acercaba a Zubieta a ver partidos y después enviaba un dossier con fotos, vídeos e informes a la entidad madrileña. “Me di cuenta de que había cosas que no las había trabajado y las veía reflejadas en otros equipos”, afirma después de decir que resultó ser un trabajo “muy gratificante”. Empezó a dudar sobre ciertos aspectos futbolísticos, a hacerse preguntas que antes no se había hecho y a encontrar respuestas con las que no había dado antes.

 

Se enriqueció en los dos años que estuvo sin sentarse en un banquillo y también rechazó alguna oferta para volver a entrenar: “Decidí esperar y seguir formándome”. Por su forma de trabajar, de ser y su manera de ver el fútbol, el Leioa puso su nombre en lo alto de la lista a pesar de hablar con otros técnicos. Y se confirmó su fichaje.

 

El Leioa, en constante crecimiento en la última década, decidió apostar por otro entrenador dispuesto a crecer. Ambas filosofías congeniaban y en su presentación, Landeta no dudó en decir que Gordobil poseía los valores que se defienden en el club. “En cuanto a los objetivos me dicen que el objetivo es crecer, que es lo que yo quiero. Crecer como club, como personas, trabajar, ser humilde y al final está claro que todos sabemos cuál es el objetivo -en referencia a la permanencia en Segunda B-”, cuenta el técnico.

 

El actual capitán de la nave asegura que siempre estará “superagradecido” al Leioa por la llamada y destaca “la unión entre todos”. El club azulgrana le ha permitido entrenar por primera vez a un equipo de Segunda B y cree que la entidad vizcaína le puede “proporcionar una estabilidad” en la categoría de bronce del fútbol estatal, que espera que sea de “muchos años”. Además, cree que le permitirá seguir “aprendiendo día a día”, algo a lo que Igor Gordobil le da mucha importancia, pues a su entender se aprende hasta el último día de vida.

 

Rueda de prensa de presentación

Finalizó su carrera como jugador en el Aretxabaleta, donde empezó a entrenar en las categorías inferiores

El Leioa puso su nombre en lo alto de la lista a pesar de hablar con otros técnicos

Presidir después de trabajar

Su vida profesional ha cambiado desde junio de 2015. Al igual que David Movilla, ha decidido dedicarse en exclusiva a entrenar al Leioa: “Yo tenía un trabajo, llegó la oportunidad de planteármelo y ni lo dudé. Mi pasión es el fútbol. Yo vivo por y para el fútbol”.

 

Con mujer y dos hijos, señala que la decisión fue conjunta, pero que nadie veía ningún aspecto negativo en ella y que la resolución se tomó en el mismo día de la llamada: “Era lo que yo estaba esperando y no nos costó mucho”. Eso sí, dispone de un año de excedencia en su trabajo, por lo que cuando acabe tendrá que volver a valorar su futuro.

 

Es consciente de que la apuesta puede salir “bien o mal”, pero asegura que no es de los que se arrepiente: “Las oportunidades pasan muy pocas veces en la vida y hay que ser valiente y cogerla”.

Excedencia para entrenar

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